Muchas de las empresas comienzan su vida estando formadas por una sola persona, que suele ocuparse de todos los ámbitos de la empresa (productivo, comercial, administrativo, finanzas) pero, ¿qué pasa cuando nos planteamos el contratar a un empleado? ¿Cómo será nuestro comportamiento con esta persona?
El tipo de liderazgo que los directivos ejercen en una compañía es muy importante, ya que marcará la forma de trabajo, así como las distintas interacciones entre los componentes de la empresa. Podemos distinguir entre cuatro tipos principales de estilos de liderazgo:
- Líder explotador-autoritario. Este tipo de líder tiene poca confianza en los trabajadores. Son ellos los que toman las decisiones y la comunicación es únicamente descendente. Suelen infundir “miedo” a sus empleados.
- Líder benevolente. Para este tipo de líder, que tiene una confianza limitada en sus trabajadores, la motivación se basa principalmente en las recompensas económicas. Aunque la comunicación sigue siendo descendente, hay un ligero grado de comunicación ascendente.
- Líder consultor. Este líder tiene mucha confianza en los empleados y tiene en cuenta sus propuestas y opiniones, incluso los trabajadores, pueden llegar a tomas algunas acciones operativas a niveles inferiores.
- Líder participativo. En este tipo de liderazgo, forman parte de la toma de decisiones tanto los líderes como los empleados y la confianza entre ambos es mutua, debido a una comunicación muy fluida y a todos los niveles.
El estilo de liderazgo que escojamos puede depender de multitud de cosas, como pueden ser las experiencias personales de los directivos, el tipo de empresa de que se trate, etc. pero la tendencia es a crear empresas cuyo líder encaje en el perfil participativo, ya que tiene multitud de ventajas, como crear una mayor motivación de los trabajadores involucrándolos y haciéndolos participes de diferentes actividades importantes de la empresa creando así un sentimiento de equipo, valor e importancia en este empleado.